A estas edades podemos tomar una serie de medidas interceptivas con aparatos simples y fáciles de limpiar que permitirán evitar problemas futuros una vez que se complete el recambio de la dentición (mantener el espacio ante la pérdida prematura de un diente, extracciones selectivas de dientes temporales para favorecer el recambio, mejorar el tamaño y posición de los huesos maxilares, corrección de hábitos como el chupete, succión de dedos, interposición lingual…).
Cuando nuestros pacientes cumplen once o doce años y finalizan el recambio a la dentición permanente, podemos comenzar el tratamiento de la mayoría de los problemas ortodóncicos. Nos encontramos en el momento en que la mayoría de niños y niñas jóvenes adolescentes llevarán aparatos principalmente fijos (brackets), metálicos o cerámicos.
Las personas tienden a asociar la ortodoncia con los niños y los adolescentes. Sin embargo, uno de cada cuatro pacientes con ortodoncia es adulto. El tratamiento ortodóncico es prácticamente similar en niños y adultos. Es verdad que en adultos los dientes se mueven más despacio, pero en la práctica, los tratamientos en adultos no duran más que en los niños, ya que esa dificultad inicial se ve compensada por una superior motivación, higiene y cuidado de los aparatos.
Además, la introducción en el mercado de brackets de autoligado permite acortar sensiblemente el tiempo de tratamiento. La otra cuestión que se plantea con frecuencia es la estética del aparato. Los brackets actuales de cerámica y de cristal de Zafiro, de alta transparencia, consiguen una estética excelente, que sin llegar a la invisibilidad total, eliminan el aspecto agresivo de los aparatos convencionales.